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15 - visible 4 los sentidos; pero clara y manifiesta 4 aquel, que escudriia nuestros mas intimos pensa- mientos y lée cuanto escondemos en los replie- gues mas oscuros de nuestros corazones. Poco importa que esté las mas veces esta hermosura acompanada de un exterior abyecto, y de apa- riencias viles y despreciables, segun los juicios del mundo y el dictémen de la ciencia carnal; pues entre estas espinas sale lozana y olorosa la blanca azucena, (1) que merece el apreciedel es. poso de las almas justas, y bajo esta aparente ne- grura existe aquella belleza encantadora, que ena- mora al Rey celestial. (2) iQué preciosas son para el Corazon de Jesus aquellas almas, que habiendo sido en otro tiempo esclavas de Satands por la culpa, fueran rescata- das con el precio de su sangre divina, y una vez revestidas con la candida estola dela inocencia, viven enteramente transformadas en la imagen del mismo Jesus, no pensando sino en él, ni aman- do nada que no sea en Dios, por Dios y para Dios, haciendo en todo su voluntad y buscando en todo su gloria! {Qué placer no siente ese Co- razon, que es todoamor, al ver que esas almus suspiran sin cesar, por saber donde habita el ob- jetode su cariiio, y sin temor 4 los abrasadores (1) Gant. cap. 2.2. (2) Psal. 44, v.12.