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—T4— _ que no me las dejaba conocer la ceguedad en que estaba; lo recuerdo con tristeza y amargura, y me ruborizo al oir las reprensiones «le mi cora- zon. (1) Pero vos me habeis mirado, ayudado y consolado, teniendo piedad de mi. (2) Padre nuestro ete. como el primer dia. DIA OCTAVO., Todo*se dice como el primer dia hasta la si- guiente MEDITACION. COMPLACENCIA DEL CORAZON DE JESUS EN LAS ALMAS JUSTAS. Punto PRIMERO. Hay en las almas justas una hermosura tanto mas apreciable que la belleza que vemos en los cuerpos, cuanto escede el cielo _iila tierra, y el espiritu 4 la materia: y consiste aquella en la docilidad y obediencia al esposo celestial, para recibir su yugo y ser gobernadas por él, siguiéndolo ciegamente a donde quier: ce las guie. (3) Es interior toda estaer in- * (1) Tota die a contra me est: a voce exgasuren- tis. Psalm. 43. v: 16. (2) ue Domine adjuviste me et consolatus es me. Psa v.15. (3) Hisequuntur Agnum, quocumque ierit. igtnalior’ cap. 14, v. 4,
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