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anf]. neroso se muestra Dios con el pecador en los pri- meros momentos de su dolor por haberlo ofendi- do gcudnta no seré su munificencia, cuando esta alma radicada y fundada en la caridad, vaya com- prendiendo toda la malicia del pecado, y la su- blimidad y extension del amor gratuito de Dios en haberla llamado, perdonado, recibido en su gracia v adornado de sus inestimables dones? A medida de su correspondencia & las gracias del cielo, iran creciendo los favores del Corazon amo- roso de Jesus. £Qué podra, por tanto, temer el pecador, cuan- do ve que el Corazon de Jesus, que es todo amor y cariio, se le entrega todo entero? Qué con- fianza no le inspirard este Dios, cuando ha visto que al confesar sus yerros, no le ha dejado este Padre amoroso concluir la oracion en que decla- ra su indignidad, pues apenas ha empezado a ha- blar, ha ordenado con presteza que ‘sea honrado como hijo? (1) No hay en la tierra cosa alguna, por deliciosa que sea, con la cual puedan compa- rarse laalegria y dicha del pecador arrepentido, cuando oye que Dios le da el dictado de hijo, “O “buen Jesus, exclama entonces, ti me has ilu- “minado como un sol, y me has mostrado el ésta- “do que tenia,dirigiéndome tu voz y diciéndome; (1) Lue, cap. 15 y. 21,
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