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—281— dumbre de turbas, 4 quienes ha sido prometido este convite y que lo han despreciado. Hallando- se rodeado Jesus de aquel pueblo, que al ver sus portentosas obras, quiso aclamarlo por Rey, (1) reconociendo en él al Profeta que esperaba, pu- blicé6 solemnemente que era él el pan vivo, que descendié del Cielo, pan de Dios, que da vida al mundo; (2) que quien lo tomara, viviria para — siempre; que este pan era su propia carne, por- que su carne era verdaderamente comida, (3) y susangre verdaderamente bebida, y que quien no la comiese y bebiese, no tendria verdadera- mente vida. (4) Apenas ha anunciado Jesus tan fausta nueva, se siente por todas partes conmo- cion y murmullo de pueblo. {Quién es este, di- cen unos, que se jacta de haber bajado del Cielo, cuando nosotros conocemos a José su padre y a su madre? (5) Duras son estas palabras, murmu- raban otros. ¢ Quién tiene paciencia para oirlas? (6) Y diciendo y haciendo, se retiran sin querer creer en la promesa de aquel, que acababa de hartar a mas de cinco mil hombres con cinco panes, y a quien veian que obedecian las tempestades, la muerte y los espiritus malos. Llega la rebelion hasta sus mismos discipulos, pues muchos dejan (1) Joann. cap. 6. v. 26. eee (8) Id. v. 56, (4) Id. y, 54, (5) Id, v 42, \6) Id, v, 61,