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—254— ros y advenedizos en la casa de Dios, sino domes: ticos suyos y ciudadanos de los santos, (1) pues 0s habeis Uegado al m nte Sion, a la ciudade Dios vivo, y 4 la compania de muchos millares de cingeles. (2) O Corazon amantisimo y piadosisi- mo de Jesus, ya que con tu infinita caridad nos has reconciliado con tu Padre y unido en vincu- lo de paz con los principes de tu alcazar sobera- no, completa en nosotros la obra de tu amor, dandonos la gracia para perseverar con fidelidad hasta el fin en tu santo servicio, para tener la di- cha de adorarte y bendecirte para siempre con los serafines. EJEMPLO. Halldbase en cierta ocasion el serafico Padre San Francisco de Asis extremadamente descon- solado por los muchos dolores que padecia, y no le dejaban reposar ni hacer oracion, y deseando tener algun alivio, suplicé 4 uno de sus discipulos que taliese por algunos momentos un laud: mas el religioso, que habia sido en el siglo gran trova- dor, se escusé con humildad, no queriendo volver a tocar un instrumento, que le habia servido entre los mundanos de medio de adquirir una vana esti- macion, y dejé al santo tan angustiado como an- (1) Ephes, cap, 2, v, 19, (2) Hebr. cap, 12, v. 22,