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—187— Jesus tiene caudal bastante para pagar su resca- te, y librarlos de la condenacion. jOh, qué inefa- ble es la premura, con que desea poner la ultima mano a la obra! Una sola gota de sangre de Je- sus vale mas que mil mundos; una sola lagrima es bastante para aplacar la ira de su Padre. jAy! cuantas gotas de sangre derrama en su circunci- sion! jQué arroyos de lagrimas brotan de sus ojos! Suceden a estas humillaciones infinitas, po- breza y oscuridad en la vida, fatigas y sudores en los viajes, y cansancio y privaciones en la pre- dieacion: sin embargo, el Corazon de Jesus pa- dece una angustia interior que lo devora, desean- do que los azotes sajen sus sagradas carnes, que las espinas taladren su cabeza veneranda, que los clavos horaden sus manos y piés, y la lanza abra su costado. Y, {para qué? Para que sea su san- gre el bao universal, donde sean lavadas todas las almas, no quedando una sola exenta de este beneficio. Llega a tal extremo el celo del Corazon de Je- sus por la salvacion de todos, que le causaria la muerte, si la Divinidad no sostuviera la vida para consumar la pasion. No necesita Jesus de verdu — gos para dar toda su sangre por los hombres; y si sus enemigos no se hubieran erigido por su propia malicia en ejecutores de la justicia divina,