BCCPAM000539-3-33000000000000

480 EJEMPLO. Nada mira Dios con tanto celo como la gloria de su nombre, castigando con gran severidad a quien no lo glorifica en todas sus obras. Se amo- tinaron los hijos de Israel en el desierto por fal- tarles el agua, quejandose contra Moisés y Aaron: mandé Dios a éstos que reuniesen las turbas, y que armado aquel de su vara, se acercase #4 un penasco y le hablase para que brotase un manan- tial. Acercése aquél y dijo 4 la muchedumbre: “Oid protervos é incrédulos. ¢Podemos acaso hacer salir agua de esta pena? y al decirlo, did dos gol- pes con su bdculo en el pelion, que produjo un torrente. Mas, sea que no ejecutaran literalmen- te lo que Dios prescribiera, hablando 4 la piedra en vez de herirla, y pronwnciando sus nombres en vez del de Dios, 6 que dieran algun leve signo de duda 6 temor, 6 que cayesen en otra falta, lo cierto es que cometieron una culpa, y Dios les dijo estas palabras verdaderamente aterradoras. “Por cuanto no me habeis creido, para. santificar- me delante de los hijos de Israel, no introducireis estos pueblos en las tierras que les daré.” (1) (1) Numer. cap. 20. v. 12.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz