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—130— adorando su propia razon y sirviendo a los de- seos de la carne. No encontrando los enemigos en su vida una leve mancha, aunque se presen. taron muchos testigos falsos, (6) no hallandose estos de acuerdo aun en sus mismas calumnias, lo arrastraron ante un juez profano, para que lo condenara: mas este declaré que no hallaba tam- poco en él causa alguna, (7) y conocié que eran la envidia y el édio la causa por qué aquel ino- cente se veia preso y encadenado. (8) Pero Jesus habia afirmado que él y su Padre eran una misma cosa, (9) y en su consecuencia es acusado de que siendo hombre, se llama Hijo de Dios. Y jera esto acaso una causa, 6 un pretexto que tomaban sus enemigos para hacerlo morir? La verdadera causa por qué los Fariseos quieren que Jesus muera, es porque no pueden sufrir su vista, pues ha defendido el honor de su Padre, explicando su santa ley y condenando las inter- pretaciones falsas introducidas por dnimos cor- rompidos. Jesus ha defendido al huérfano y 4 la vinda, que ellos oprimian, ha reprendido sus ma- nejos hipécritas con que robaban el altar, ha aco- gido con misericordia 4 los pecadores que ellos rechazaban, ha abogado por el decoro del templo (1) Math. cap. 26. v. 60. (2) Joann. cap. 18. v. 38. (3) Math. cap. 27. v.18. (4) Joann cap. 10, v. 30.
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