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—114— No dice Jesus una sofa, ni da un paso, sin mani- festar que es el Hijo de Dios: entre tanto, sus enemigos lo llaman samaritano y endemoniado, (1) lo tienen por loco y furioso (2) y lo despre- cian como 4 hombre de baja extraccion y de ofi- cio miserable. (3) Pero Jesus calla con resigna- cion, cuando no media la gloria de su Padre, y no cesa de exhortarlos, para que se vuelvan 4 Dios antes que llegue el dia de su justicia, en que se les pedird cuenta de tantas gracias des- preciadas y de tanta espera vilipendiada. Si en esta paciencia que tuvo con toda la na- cion juddica, que le contradecia, dié una prueba de su longanimidad con todos los hombres én ge- neral, en su conducta con Judas nos demostré cudnta es su bondad hacia cada uno de ellos en particular. Judas vive siempre con Jesus, pues es su apdstol y el administrador de las limosnas, que allega de la caridad de los fieles; mas, desde el principio, esta poseido de ideas diabédlicas: no cree en la doctrina de Jesus y sustrae parte de sus pocos emolumentos: (4) critica ptiblicamente y condena 4 la piadosa muger, que, en testimonio de su fé, de su amor y gratitud 4 Jesus, derrama el ungiiento precioso sobre su cabeza, sin perdo- (1) Joann 7. v.29. (8) Ibid 10. v. 20. (3) Marc. eb haw ee '
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