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—a—— cer mds por nosotros, sino para que, viéndolo con los brazos abiertos, comprendamos que de- sea abrazarnos con piedad. Y es tan vehemente el deseo que tiene de demostrarnoslo, que ha- llandose al morir junto 4 su divina Madre, cuya alma ha traspasado la espada del dolor, y cerca de un pecador, que le pide una gracia, antes que dirija 4 aquella una palabra de consuelo, respon- de lleno de amor al que lo invoca, prometiéndo- le mucho mas de lo que ha pedido. (1) jO Cora- zon piadosisimo, que acojes 4 la pecadora, absuel- ves 4 la adiltera, perdonas al publicano, abrazas al hijo prédigo y extiendes tu misericordia 4 to- das las generaciones, acuérdate de mi segun tu piedad, y por la gloria de tu nombre sé propiciod nuestros pecados. (2) MAXIMAs. Dice Jesucristo que seamos misericordiosos, co- mo loes nuestro Padre celestial. (3) Ypuesto que este hace que salga el sol cada dia para bue- nosy malos, (4) debemos nosotros hacer tam- bien cada dia obras de misericordia. Siendo aun joven San Francisco de Asis y viviendo entre los negocios del mundo, se conmovia su corazon, (1) Luc. cap. 23. v. 43. (1) Psalm. 78 v, 8) Lue. c, 6, v. ay aden: ob aie (1) 9. (8) 36:

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