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—99— EJEMPLO. En nada se prueba mejor la mansedumbre de corazon, que en las humillaciones que nos vienen inopinadamente de los hombres, pues en las que nosotros elegimos, puede tener parte el amor pro- pio, queriendo adquirir gloria mundana, aun en los menosprecios. Preguntando un dia Santa Ger- trudis al Sefior qué cosa podria ella ofrecerle, que le fuese gratisima, contest6 que lo que mas le agradaba era la mansedumbre en sufrir las tribu- laciones, que se la presentasen. Por eso dice el Espiritu Santo que el horno prueba las vasijas de barro, y & los hombres justos la tentacion de la tri- bulacion. (1) PrRoposiros. Si pretendemos entrar en la tierra de los vi- vientes, es preciso que seamos mansos de corazon, pues 4 estos solos se la promete Jesucristo. (2) Formemos, por lo tanto, la resolucion de no alte- rarnos por las contradicciones que nos susciten los hombres, ni descubrir las tribulaciones, que su- framos, sino es para pedir consejo 4 nuestros di- (1) Eceli. cap. 27. v.6. (2) Math. cap. 5.y. 4.
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