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El Principe de los apéstoles entre los docu- mentos que da 4 toda la Iglesia, que Jesucristo le habia encomendado, sefiala principalmente la ne- cesidad de la humildad, por que Dios dice, dala gracia 4 los humildes, y resiste 4los orgullose. (1) Asi vemos que todos los santos eran tan humil- des, que, aun aquellos que no habian squiera perdido la gracia primera, se admiraban de ver c6- mo la tierra los sostenia, reputdndose poy indignos de contarse entre los vivientes. La grm maestra de espiritu Santa Teresa de Jesus, se creia la ma- yor pecadora del mundo, y decia: “Qe ewando recibia gracias singulares, se la figurabe que Dios hacia con ella lo que un arquitecto ejecita con una casa vieja, que la sostiene a fuerza dezuntales, pa- ra que no se venga & tierra.” é PRoposITOS. Si los santos, estando adornados de tantas vir- tudes, se tenian por pecadores siendo justos, nos- otros, que con tanta malicia hemos faltado 4 la (1) &, Petri cap. *, v. &%
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