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—8i— : bien ante los hombres, 4 quienes obedece y sirve, a quienes enseha, por quienes se sacrifica y pa- dece, no dudando descender hasta el extremo de ser tenido por fatuo y dementado, de pasar por necio y loco, de ser conyertido en ludibrio y en- tremés de un pueblo soez y de una soldadesca feroz, y de servir de entretenimiento y burla 4 una turba desenfrenada, sin que se note en su rostro venerable la mas leve sefial de enfado, ni ‘pronuncien sus labios una sola palabra de desden 6 de queja, no obstante hallarse su Corazon opri- - mido por la mas violenta tempestad de dolor. La humildad del Corazon de Jesus tiene dos objetos, uno aplacar 4 su Padre enojado por la soberbia humana, y otro atraer a si con suavidad nuestros corazones altivos. Porque, jAh! jqué adelantdbamos nosotros con que la humildad de Jesus recuperase lo que se habia perdido por el orgullo, sino queriamos seguir sus maximas, siendo humildes 4 su ejemplo? Por eso, estando el Corazon de Jesus rebosando en sentimientos de humildad, todas las palabras que salen de sus labios, son la expresion de estos sentimientos, y la suma del magisterio divino que ejerce entre los hombres, de quienes no exige que aprendan de él mas que a ser humildes de corazon. (1) (1) Malth cap. 11. v. 29.