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Sin ile confesar, que las Américas sujetas al dominio de los reyes ca- télices llegaron @ poseercon el tiempo una ilustracion respec- tivamente nivelada con la de las naciones del continente euro- peo, debida alcuidado paternal desus monareas. _ Para.demostrar 4 qué grado llegé en todas plies el cultivo de las eiencias , y para cerrar tambien este razonamiento, ha- remos una Corta resefia de las obras literarias que en los ulti- mos tiempos del siglo pasado y ya adelantado el actual, salian 4 luz en las Américas, escritas aquellas por hombres: nacidos en el pais y que no habian cursado Jas universidades europeas. Escogemos cuatro entre otros muchos autores er panna citar. git yeni sls Sie) et) ipit _. El primero es D, José Ignacio Satins ihtvedion’ de Lima, cuya obra sobre la supremacia del Romano Pontifice’, noes ménos erudita que las que han publicado antes en Europa los mejores tedlogos y la que casi al mismo tiempo did a luz el Cardenal Cappelari , que faé Papa y precedié al inmor- tal. Pio 1X. En aquella obra demuestra el Sr. Moreno, con argu- mentos irrefragables , qu la iglesia desde sus primeros tiempos reconocid en los sucesores de San Pedro el primado de orden, de potestad y jurisdiccion en toda Ja misma Igtesia, manifes- tando sus vaslisimos conocimientos en la antigiiedad, en los concilios ; en los eseritos de los Faibes; en los cénones y en los tedlogos. En la misma América meridional se nos presenta un autor célebre, de quien hablamos, no para canonizar. sus obras, pues contienen errores, y sobre todo , porque: peca-el eseritor de judaizante. Este hombre es el Padre Lanuza, autor de la obra intitulada, La venida del Mestas en gloria y majestad, que fa publicada bajo el seudénimo de Aben-Esrra. Aparte de los errores que contiene y del objeto principal que se. propone, que es una pura cabilosidad no fundada en la Eseritura , por mas que se empeté el autor en demostrarlo, comentando a su Se:tclih Wc