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—ea llegé Ja abstencion de los indigenas en la contienda de los in- surrectos de las Américas , referirémos clos casos entre mil ana- logos. En Venezuela , casi todos los pueblos de Cumana , del Caroni, del Rio Negro y del Orinoco, habian sido formados por los capuchinos de Espaiia. El insurrecto Bolivar eoncluyé con los misionerosy las misiones, fusilando veintitres sacerdotes de aquellos en un dia en la ciudad que despues se Jlamé de su nombre : era esto.en mil ochocientos veinte y. seis; ew mil ochocientes cuarenta y dos volvieron a verse en aquel pais los misioneros del mismo orden ; y apéuas los vieron los indigenas lloraxon-de puro gozo, y al momento , con sorpresa de los mi- sioneros, preguntaron’a estos por su rey D. Fernandito , la- mentandose de que no sabian nada de el, ni recibian de él nin- gun regalo. Hemos oido esto a los mismos misioneros......\/ Pues oigase ahora lo que cuenta haberle sucedido a él mis- mo un hombre tan digno y tan célebre como el ya nombrado se- jor de Castellanos, que defendid publicamente en un discurso brillantisimo a los reyes de Espafia y a los.espafoles, contra las calumnias y las aserciones gratuitas y hasta indignas. del tam- bien nombrado Sr. Siliceo; ministro de. lastruccion. publica de Maximiliano. Dice ese noble jurisconsulto, que hallan- dose él en una de sus haciendas en mil ochocientos cin- cuenta y cuatro, se le presenté en cuerpo el ayuntamiento de Xocotocla, y le suplicé, que como hombre de leyes.,. le hicie- se una exposicion para presentarla al rey de Espafia, para que previniese al presidente Santa Anna, que no les cobrase) el derecho de capilacien. Y afade que para conservar un monu- mento de la sencillez de aquellos hombres, redacto la exposi- cion que firmaron en el acto el alcalde y algun otro. que sabia hacerlo , formando los demas con tinta la sefial de Ja cruz *. Y ‘ -Véase De Arrancoiz : Méjico desde mil ochocientos ocho hasta mil ochocientos sesenta y siete , tomo Il. Apéndice nim. 8pag. 76. edi- cion de Madrid,