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=e entre ellos la colosal estatua eeuestré de Carlos cuarto, fundi- da en bronce por Tolsa , cuya obra rivaliza con las mejores de su clase: tales son las esculturas en madera, cuya belleza y perfeccion admira, y de las cuales estan llenas todas las igle— sias de aquel pais. Tales son las innumerables estatuas de san- tos que se ven en las fachadas de los templosy en las torres mas elevadas , todo lo cual es debido a la extension que dieron los reyes de Espafia al conocimiento de las ciencias y im artes liberales en aquellas regiones. = > BY: Los reyes caldlicos con su sapiéntisims: volition habian es- tablecido todo esto, tratando a sus stbditos de las Américas como 4 hijos, tratandolos como ninguna nacion europea traté a sus Colonias , pues ninguna establecié en ellas una universidad, y pocas erigieron un colegio. Pero dejando por ahora el traba- jo penoso de hacer comparaciones, y reservandolo para cuando hablemos de la politica del protestantismo , séanos licito repetir aqui las palabras de un protestante , reputado por sabio, pues si bien no hace sino una ligera mencion de los reyes, lo que él des- cribe es el elogio mayor que pueda hacerse de la politica pater- nal de los monarcas caldlicos. El rey D. Carlos tercero habia fundado en Méjico la Academia de Bellas Artes denominada de San Carlos: fué 4 visitarla el Baron de Humboldt, y dice de ella estas palabras, que se prestan a hacer cuantos comentarios se quiera, pero todos ventajosos y favorables para los que no solo eran monarcas, sino padres de los pueblos. Dice asi: «Se admira uno al ver que el Apolo de Belveder, el grupo de Laocoonte y otras estatuas atin mas colosales, han pasado por caminos de montafias que, por lo ménos, son tan estrechos como los.de San Gotardo; y se sorprende al encontrar estas grandes obras de la antigiiedad reunidas bajo la zona torrida, y en un iano 6 mesa, que esta a mayor allura que Ja del con- vento del gran San Bernardo. La coleccion de yesos puesta en Mejico ha costado al rey cerca de cuarenia mil pesos.» Véase , i