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oe Re dan un trabajo improbo. Y no parece sino que los ,reyes cald- licos conocieron al momento cual era el caracter especial de los indigenas, pues desde el principio plantearon en los nuevos continentes escuelas de dibujo, de escultura y de pintura, en, - cuyos ramos se vieron al poco grandes Adejanina, y salieron a luz algunas notabilidades. Para qué hemos de citara Baltasar de Echaye, alavés, que fundé una escuela de pintura4 fines del siglo décimosexto, la cual fué propagandose por su muger la Zumaya, y por sus hijos que les nacieron en Méjico? ; Para qué hemos de hablar del célebre Juarez, de Lopez y Herrera, del otro Juarez, a quien sus contemporaneos Jlamaron el Apeles mejicano, y del indio Miguel Cabrera, denominado ef Rafael, de cuyos lienzos estan llenas las catedrales de Méjico y de Puebla, los cielos y bévedas de los palacios, y los templos y los conventos. de. los religiosos? Diremos si, que no es posible visilar las ciudades y las villas principales de las Americas , y sobre todo las de Méjico y el Pert, sin quedar uno sorprendido de ver lantas ca- tedrales suntuosas y tantas iglesias parroquiales , tan bellas pro- porcionalmente como las primeras, y mucho mas bellas. que algunas catedrales de naciones europeas, que se tienen por em- porio de todo , y en Jas cuales seencuentra todo, ménos el co- nocimiento de su pequefiez en muchas cosas. Pero , aiadirémos que es imposible que se hayan erigido lantos monumentos a la religion, 4 la ensefianza, a la caridad, si no hubiese habido alli escuelas , colegios y universidades, en cuyo recinlo se estu- diasen la filosofia , las ciencias naturales, las exactas, las ma- tematicas , el dibujo y las artes liberales. Cuan difundidos estuviesen los conocimientos an Jas ar- les, pruébalo lo que hemos dicho : pero no queremos dejar de nolar que el arte estatuario y de fundicion, tiene lan notables monumentos en Méjico , dejados por los espafioles, que riva- lizan con los mas notables de las nacionees europeas. Tal es