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ome See parvulos desde el principio del descubrimiento de las Américas, no solo en Méjico yel Pera, sino en el resto del meapincnte oc- cidental. Ak AS tt oh of Por lo dicho <cadeeaiinis 4 que no existié jamas en la mente de los reyes caldlicos la idea de sostener en los pueblos de las Américas la ignorancia , como medio para mantener por tiempo indefinido su dominacion, segun han tenido la osadia de alir- marlo los hombres del error, 4 quienes no sabemos si Ilamaré- mos ignorantes, 6 maliciosos y apasionados. ; lgnorancia en la América espaiola! No podemes comprenderlo, cuando consta que muchisimos sacerdotes, y algunos de raza indigena, han sido elevados a canongias y dignidades, y han subido a la digni- dad episcopal dejando una fama bien merecida de saber y de virlud. Mucho ménos lo comprendemos , cuando han florecido en Jas Américas muchos literatos de gran distincion, como un D. Pedro Alarcon, natural de Méjico, gran astrénomo, a quien la Sorbona de Paris envid un diploma de miembro de su claus- tro; como un Velazquez de Leon, de quien dice el Baron de Humboldt, que «ha sido el gedmetra mas aventajado que ha tenido la Nueva Espafia despues de Sigiienza, » como el mismo Sigiienza y Gongora, gran literato, historiador , anticuario, matematico, astrénomo , critico y poeta, quien escribid cin- cuenta obras sobre estas materias, y llend tanto el mundo de su fama, que fué invitado por Luis décimocuarto de Francia, para que pasase a Paris, a!o que é! no accedid, contentandose con el tilulo de cosmégrafo regio, que le envié Carlos segundo, rey de Espafia. Seriamos interminables, si debiéramos referir los nombres de los sabios y literatos que han dado las Américas, pues de- biéramos nombrar hasta a no povas mugeres célebres por su literatura, como las Medinillas, las Zafigas, la Ava Gutierrez, india, y la inclita Sor Juana Inés de Ja Cruz, religiosa Jeréni- ma de Méjico, pero nacida en una aldea miserable , cual es Ne-