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despues. Ella, asijcomo su esposo, que en calidad de rey de Aragon, formé la unidad dela monarquia, rota a consecuencia dela invasion de los arabes, han merecido de la religion, y de la patria, y de la civilizacion universal , como pocos reyes. Ahi estan los cédigos de sus leyes, que hablan mas y mejor que los detractores de las glorias propias de la politica catdlica. Parece imposible que tnos reyes como estos, ocupados en dar una ex- tension increible 4 sus dominios , combatiendo por medio de sus soldados en el Milanesado, en Napoles, en Sicilia, y teniendo que estar pensando siempre en formar ejércitos , aprestar recur- sos, y preparar armamentos, fuesen tan celosos y exactos en la administracion interior de sus estados. Sucedia, entre tanto, todo lo contrario, pues su actividad era incansable, como apa- rece por la multitud de pragmaticas, leyes , ordenanzas y pro- visiones que dieron , asi sobre asuntos morales, religiosos y ju- ridicos , como sobre los econdmicos, industriales, mercantiles y literarios. Esta ultima palabra nos suministra materia para decir algo sobre el progreso de los medios de’ cultura del entendi- micnto, que planted la politica catdlica. ~~ Quién gané la palma 4 los Reyes Catélicos en poner en eje- cucion el invento de Gultemberg? En el aio de mil cuatrocien- tos sesenta Ocho, es decir, 4 los diez y ocho de la invencion, habia ya imprentas en Valencia y Barcelona; pero apénas la reina Isabel subié al trono, fué tal su munificencia en favorecer a los impresores y editores, que en pocos afios se extendid pro- digiosamente la imprenta por todas las ciudades principales, sa- liendo luz infinidad de obras interesantes , ora originales , ora traducidas de otros idiomas. Agréguese 4 esto la creacion de universidades , y se comprendera facilmente cual fué el origen de aquella maravillosa muchedumbre de hombres sabios, pero eminentemente sabios , que florecieron en el reinado de los Re- yes Catélicos y en los dos siguientes, y que no escasearon, aun- que no adquirieron tanta fama como los primers, en los su-

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