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il soldado y la disipacion del. guerrero, y hasta.el espiritu del combatiente se releyaba, y los corazones.se enardecian para precipitarse como Jeones contra las huestes agarenas. Hay cosas tan peregrinas , pero tan grandes, enaquella, rei- na, que apénas se creen en esta época: mejor dicho, apénas se entienden , porque el siglo de la ociosidad. habitual , del lujo desenfrenado, del sensualismo y de la corrupcion universal tiene obstruidas con cataratas las pupilas de lainteligencia , y no puede ver lo que no practica ni quiere practicar. Cuando se dice que Isabel de Castilla, la gran reina de aquella época, la sehora de media Europa y de un nuevo mundo, iba a pasar dias enteros en los. monasterios de religiosas: que llevaba la ruecay los copos de lino, y pasaba el dia hilando para dar ejemplo de laboriosidad a las mismas religiosas : cuando se dice hoy dia, que esa gran reina decia 4 las mismas religiosas que su esposo el rey no se habia puesto, desde que se casé con ella, una pieza de lino, que ella no la hubiese hilado con sus propias manos, apénas se cree; mejor dicho, quizas no se en- tienda lo que se significa en ese modo de obrar, pues en estos liempos, apénas una criada de servicio se pone, un vestido, que no se lo haya hecho una modista, _ Pero, lo repetimos : no intentamos tejer el panegirico de la gran reina de Castilla a fines del siglo décimoquinto, Nuestro objeto es examinar la politica moderna de nuestros reyes , poli- tica que empieza en los que merecieron el renombre de Catdli- cos, y examinarla en el a de contraste con la de. los pro- teslantes. . Dirémos en poco lo que no > sabe. 8 en muchos volumenes, asegurando desde ahora, que no ya un espaiol, sino. cualquier hombre, que tenga un conocimiento, siquiera mediano., dela historia, se irrita al leer lo que dicen ciertos espiritus comunes, cuales son los que han venido a Espaia 4 explorar el. terre- no, para yer si se puede sembrar en él protestantismo. Nadie

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