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== légica, pues proviene de los principios optiestos que ellos pro- fesan. Los Reyes Catélicos establecieron én sus dominios ‘un tribunal que juzgase 4 cuantos, con manejos dcultos 6 con es- critos manifiestos , negasen los dogmas caldlicos, é intentasen pervertir & sus sibditos ; y ellos y sus swcesores levantaron, por medio de su politica eatélica y de sus leyes sapientisimas , un muro de hierro contra las invasiones rastreras del protestantis- mo; y he aqui porqué sus secuaces, pero sobre todo los igno- rantes y apasionados, los ultrajan ae: i eet de la wee que siguieron, “Vamos, pues, @ examinar esa palitaea en los hechos, eni- pezanido por'la de los mismos Reyes Catdlicos y siguiéndolos en Sus operaciones, pues siempre son las obras el reflejo luminoso de ie ‘ideas. 2. H. La Espaiaa fines del siglo décimoquinto. La Espafa 4 fines del siglo décimoquinto se refunde toda entera en un nombre grande, nobilisimo y de memoria impe- recedera , que es el de Isabel de Castilla. No intentamos formar aqui el panegirico de esa reina, en quien no se sabe qué ad- mirar ma§) si sus’ virtudés como cristiana, si sus sentimientos como réina, si su heroismo como guerrera. Vivid en monaste- rios de virgeneS para educarse , y era el modelo de aquellas : vivid en los alcazares de sus ascendienles, y bastaba que mo- rase ella entre salones suntuosos para que tuvicran santa union la grandeza y la humildad, la majestad y la suavidad, el ¢s- plendor’y la modestia , 1a abundancia y Ja parsimonia, las’ ri- quezas y la austeridad , la opulencia de rey y la religiosidad de cristiano : ‘Vivid én Campamentos mililares , ¢ imponia tanto su presencia, que htia de las tiendas de campaiia Ia licencia del Tomo i. ‘ 4
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