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ee sociedad , no obstante que esta esta encerrada en la quinta cir- cunstancia, pues no se concibe que deje de observarlas un padre , cual debe serlo un rey con sus subditos. Pero otros muchos sabios del paganismo lo dijeron expresamen- te: lo dijo Quintiliano com estas palabras ‘: «Tal es la condicion de los principes, que lo que ellos hacen, vie— ne 4 ser para los demas un precepto. » Lo dijo Ciceron -en las siguientes *: «asi como toda la ciudad se inficiona con las liviandades y los vicios del principe, asi tambien se enmienda y se corrige con su continencia.» Dijolo Plinio * en Jas que siguen: «la vida del principe es una censura perpétua; 4 ella nos dirigimos, 4 ella nos volvemos, y en realidad no ne- cesitamos tanto el imperio como el ejemplo, » Por fin , lo dijo Claudiano, con aquellas palabras tan conocidas, de todos que di- cen que todo el orbe se acomoda al ejemplo del rey, despues de las. cuales afade, que la vida del que gobierna influye en los animos de sus siibditos, mucho mas que sus edictos, , por- que el vulgo voluble se vuelve |lo que «es su principe *. . Todos estos principios y otros mas de politica santa cons- tan en las sagradas paginas, que han de ‘ser el codigo donde ; deben estudiar cada dia los principes cristianos : y lo hemos querido nolar como un preliminar, Antes de hablar de la politi- ca de los reyes caldlicos, para que sirvan como de piedra de toque, a cuyo contacto se pruebe si sus acciones y empresas estuvieron en armonia con la verdad y la justicia: lo que se vera, examinando uno por uno los diferentes extremos, con que su politica tuvo que rozarse._ eo on ; Declamat. 8. * Lib. III. de Legib. “3 In Panegiric. Trajan. ‘ Regis ad exemplum totus componitur orbis: si kybahy sou base Nec sic inflectere sensus Humanos edicta valeant , quam vita regentis : Mobile mutatur semper, cum principe. vulgus.
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