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— 3 — dados. en aquellos que la misma religion y la razonspatitl lo dictan; pues los principes son, como dice San Pablo, ministros de Dios , y yengadlores en ira contra aquellos que hacen lo malo'. Por lo mismo, por mucha que sea su lenidad, estan obliga- dos por deber-de conciencia 4 casligar a los rebeldes, a re- primir la libertad que es contra la ley de Dios, & proteger Ja verdadera religion y casligar a los que la ofenden con escandalo, y, por fin, 4 declarar la guerra 4 la nacion que falte con in- justicia manifiesta 4 los pactos justos y razonables ; pues la’reli- gion le asegura que en ninguno de esos casos cae la responsabi- lidad de Jos males que eres sobre suer. sino so- brela de los malos. Mas adelante volyerémos 4 tocar esta sated sdejoudo por ahora sentado que el origen de toda potestad es Dios, y que si esta no viniese de el, no habria posibilidad para eslablecer 6r- den en la sociedad , ni para administrar justicia. Y es esto tan dbvio a las luces de la razon natural , que lo conocieron asi los fildsofos paganos : baste citar 4 uno por todos, al poeta Ho- mero, quien, asi como todos los sabios antiguos, reconocia en la persona del rey la expresion sensible de la ley. Dice, pues, aquel poeta en su himno a las Musas y a Apolo: « Los poetas y los arpistas se ven por la tierra, porque por medio de las Mu- sas los envia Apolo; pero en cuanto 4 los reyes, estos vienen de Jupiter *.» Sabido es lo que era Jupiler para los paganos: era el padre de los dioses eva el principio de todas las cosas. Hasta ahora no hemos hecho mas que fijar principios y sentar, por decirlo asi, el eje sobre el cual se ha de mover el edificio de la verdad, para cwya construccion nos serviran como materiales exquisilos los monumentos de Ja historia. Con la an- ‘: Rom. cap. XIII. v. 4. ® Ex Musis, et procul mittente Apolline, viri poeta sat in terra, et citharedi : ex Jove autem reges.

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