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tia iee tismo, estaba obligado 4 obedecer a ningun principe secular ni a pagarle tributo, porque tenia la libertad de Cristo, y por- que todos los cristianos son hijos de Dios. Asi lo ensefiaron los anabaptistas , sembrando esta mala doctrina, que fué-el fuego que abrasé los corazones de los pueblos, para que se rebelasen contra toda autoridad. Y ;qué se permitia decia el corifeo del protestantismo en Alemania, hablando de los principes? Decia cuanto puede vomitar una lengua habituada a frases soeces, inmundas y blasfemas, concluyendo con Ja amena- za de arrojarlos de sus tronos, cuando a él y a4 sus discipulos se les antojara hacerlo. ;Cuales fueron los resultados inmedia- tos de estas doctrinas? El levantamiento en masa de los pue- blos seducidos, para destruir por la fuerza de las armas los tro- nos de los soberanos; el verse eslos precisados a organizar ejércitos formidables , el salir 4 campaiia los mismos soberanos para contenera los rebeldes, viéndose en la dura necesidad de cubrir campos extensisimos de cadaveres, para pepaiie’ con la rebelion. - Cuanto enseiia el picidiileen en punto a iene po- liticas y sociales entre subditos y principes, favorece 4 las rebeliones, pues el protestantismo no es mas que la rebelion habitual, aunque impolente, contra el principio de autoridad. Y la llamamos impotente, porque por supremos que sean sus esfuerzos, nunca destruira ese principio, por venir de Dios cuyas obras son indestructibles. Asi vemos que en las nacio- nes, que tienen por religion esta secla de perdicion , sucede una cosa que parece un fendmeno abortivo, y es que la secta des- precia el principio de autoridad, y sin embargo hay potestades ‘supremas, medias, é infimas, que las gobiernan y las rigen, aplicando a los criminales el castigo por las infracciones de la ; ley, 6 imponiendo al pueblo gabelas y tributos, que éste paga. ,Cémo sucede esto entre los protestantes, siendo asi que el protestantismo nacié proclamando la destruccion de toda auto-

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