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ene RAZONAMIENTO XIX. _ DEL ORIGEN DE LA POTESTAD. Como lo hemos visto por las palabras de San Agustin, solo en Dios reside la potestad de darel reino, sin que haya en él mas mévil que su propia voluntad, y sin que podamos nosotros pe- dir cuenta al mismo Dios de las razones que tiene para darselo muchas veces 4 los malos. He aqui lo que sabemos por la reve- lacion ; ni discrepa mucho de este documento de la fe, lo que)a razon natural nos ensefia sobre Ja necesidad de que haya en la sociedad racional quien la dirija y gobierne. Y esta idea, si no fuese innata , naceria necesariamente en cada individuo por la sencilla razon de que ninguno llega a ser hombre perfecto , sin haber nacido bajo el imperio de una potestad, cual es la pater- na, y sin haber ido creciendo y perfeccionandose a la sombra de una autoridad protectora. Es decir, que la razon natural de cada hombre, 4 medida que se desenvuelve, comprende que el érden social que encuentra establecido en la tierra , es justo, es necesario para el bien comun. La mala inteligencia y la peor aplicacion de esta verdad, es el origen de esos errores modernos qué han trastornado a los pueblos : dos polestades supremas hay en la sociedad,-la del Sumo Pontifice en el drden religioso, y la de los principes secu- lares en el civil, y las dos son de origen divino , aunque de un modo muy diferente. La autoridad de la Iglesia fué insti- tuida inmediatamente y de viva voz por Dios, y tanto su insti- tucion como el objeto de ella eran cosas escondidas 4 la razon
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