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i Concibese facilmente que todo eso tenia lugar en una na~ cion, donde existia tnidadperfecta en la fe, y donde el sacerdocio yel’imperio vivian en la concordia’ mas perfecta, siendo éste eb protector de aquel y el defensor de la religion. Sin esta circunstancia la Inquisicion venia4 ser simplemente un tribunal, que podria’ explicar la ley y aplicarla, pero sin qué la sancion penal tuviese lugar en toda su latitad, y'sin que en consecuencia pudiese impedirse la propagacion del error. Lo que esta pasando en el mundo hoy dia‘es una prueba*évidente de lo que decimos. El tribunal de la fe existe y existira hasta la consdmacion de los siglos: cada Obispo'es por nataraleza de su oficio ‘un inquisidor de la fe; pues tan pronto como un error ‘aparece dentro de los limites de su jurisdiccion , esta obligado como buen pastor a salvar’& su rebafio del contagio, em- pleando los mismos medios que empleaba la Inquisicion respec- to del propalador e las heregias: es decir, los de amonesta- cion , ensefianza,reprension y demas que contribuyena que se reconozca el hombre erréneo,y se’ retracte de sus errores. Y esto es lo que esta haciendo sin cesar el Romano Pontificen todo el orbe por razon de su oficio de pastor y maestro univer- sal: por consiguiente, el tribunal de la fe existe desde el princi- pio de la Iglesia, y su institucion viene desde que Jesucristo dijo4 los Apéstoles, que quedaria atado 6 desatado en el cielo lo que ellos: atasen 6 desatasen en la tierra ‘, y desde qué nos dijo a todos que, despues de cumplir con el precepto de la eari- dad fraterna , si el criminal no se enmendaba, lo delataramos a la Iglesia para que esta lo corrigiera, y — ‘de su seno si no la dia, como 4 un publicano éinfiel*.': ° Es claro como la luz, que este tribunal es externo y publico, muy diferente del otro en el cual se perdonan los pecados con- fesados al sacerdote; pues Jesucristo invistid & sus Apdstoles badibateteer nets «5 * winnaar! "Mat, cap. XVUIL v. i8°°* Mat. cap. XVIM. ¥. 16: 17;