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ion sen agujeros en las carnes y se escondiesen entrée'los intesti- nos ; y otros en esa postura ‘servian de pesebres @ los caballos, y todos eran desentraiados como los martires de Corcom. Esto es histérico, y puede cada cual comprobar su exactitud? °° Aestos' martirios del cuerpo hay que afadir lis martiries del corazon, cuales son los que han padeeido las religiosas ar- rojadas de sus conventos y monasterios, despojandolas de los — bienes de su propiedad, cuales eran las dotes que sus padres las habian dado para entrar en religion , y cuales 'erap los va- rones apostdlicos qué, ra en el’ monacato, ora ‘en los demas institutos religiosos , habian abrazado la vida de mayor perfec- cion evangélica. Tres centurias ha, que la Europa es el teatro de este genero de martirio, cuya ejecucion ha estigmatizado para siempre 4 casi todas las naciones de la moderna civilizacio’i con un sello de salvagismo | que dificilmente han de cancelar de si ~ mismas: Debemos confesar que, salvovalgunas excepciones de- gradantes de los hombres, que ni aun con el sexo débil saben ser humanos,” ya que no puedan-ser caballeros y galantes , el mavtirio de las santas mugeres artojadas de su ‘retiro’ no ha pasado de ser un martirio de corazon coronado con las azuce- nas de la pureza virginal , aunque no’ con la guirnalda de rosas y claveles bafiados en sangre. Pero no ha sucedido lo mismo en cuanto a Jos religiosos , pues con muchos de estos se ha’ Ilega- do. al caso de haberlos martirizadg entre torrentes de sangre. » Y es cosa singular que-lodos estos han sucumbido a manos violentas, ni mas ni ménos que San Josafat de Polonia’ San Pedro Arbués de Zaragoza’, v los martires de Corcom. Asi ‘su- cumbieron los religiosos del Carmen de Paris a fines del siglo pasado ; ast los Jesuitas, los Mercenarios, y los Franciscanos de Madrid, y de Barcelona y de otras ciudades de Espafa, en mil ochocientos treinta ¥ cuatro: Estos venerables sacerdotes se en- contraban en su'santo retito, y se vieron acometidos por turbas frenéticas armadas de pufiales , de'cuchillas y'dé armas de fue- Tomo 1. 10