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atl Ste ron , les cortaron orejas y narices, les abrieron las entrafias, les sacaron el corazon, y lo vendieron todo en la plaza publica, poniendo ademas en los parages mas concurridos los miembros mutilados en las puntas de las lanzas. Asi se condujeron los protestantes con los nee de Corcom : asi concluyeron - tos su vida. Cualquiera que oiga esta relacion, podria suponer que esto es un hecho aislado que solo prueba la ferocidad de algunos, pero que no influye en nada respecto del cuerpo del protestantismo. Empero esto no es asi: no se procedié de otro modo en Ingla- terra en los tiempos de Enrique octavo, desu célebre hija Eli- sabeth, de Eduardo y de cuantos reinaron hasta el afio de mil seiscientos seis. Los martirios de los catélicos de Inglaterra du- \ rante ese periodo tienen el mismo caracler feroz que resalta en los emperadores romanos , en sus prefectos y cénsules, y los verdugos sé distinguen en muy pocas cosas de los del imperio idélatra, pero sobre todo en la circunstancia de la extraccion de las entraiias y del corazon de los hombres para ponerlos en venta. Los romanos nunca fueron antropéfagos: pero en los martirios de la civilizacion moderna se desenvolvié este instin- to feroz y antiracional de algunos pueblos salvages. Si alguno quiere conocer en delalle los géneros de martirios , que el pro- testantismo inventé contra los catdlicos en los primeros sesenta afios de su existencia , puede verlos en los historiadores ingle- ses ‘. Nosotros dirémos ligeramente que los catdélicos pasaban por los mas crueles suplicios antes de espirar: que wnos eran herrados con herraduras de jumento, otros eran atados 4 un potro , desnudos y en postura supina, poniéndoles un aro de hierro sobre el vientre, dentro del cual se echaban ratas y rato- nes, cubriendo el aro en seguida con una gran sarten llena de brasas, lo que hacia que las ratas, por huir del fuego, abrie- * Véase & Camoen. History of England. ann 1886.
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