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‘eiihAiice pues apénas se parecen a los antiguos mas que en unacosa, y es, en haber acabado su vida 4 manos de quien se la quitaba. En cuanto a los ‘precedentes de este ultimo resultado , hay-que decir que se parecen poco los antiguos y los modernos : pues en estos no se ven tribunales, ni juez, ni actuacion de causa, fal- tando hasta el ejecutor de justicia sefalado por la ley, y sin embargo, hay martires inmolados en odio del catolicismo, y por consiguiente, de Cristo, que es su fundador divino: Del exa- men imparcial de estos martirios, de las causas que los produ- jeron, y del modo como fueron ejecutados, se desprende que los ejecutores no tenian la mas minima conviccion de que hicie- sen en ello un servicio 4 Dios, y se ve, por el contrario, que solo se servian 4 si mismos , dando satisfaccion completa a sus pasiones desbordadas. | Se estremece uno al pease en esto: desde hace on siglos, no hay martirios en Europa, que no presenten en su ejecucion el caracter peculiar que se nola en el martirio de San Esteban y de Santiago el Menor, consumados por los judios con tu- multo, con violencia y sin intervencion de la auloridad, y mu- riendo el primero a fuerza de pedradas tiradas confusamente por el pueblo y por los que se llamaban maestros de la ley, y el segundo; precipilado de lo mas empinadodel templo y bajo los traneazos de un transeunte, que lo vid caer arrojado de la pro- minente terraza: y sucedié lo mismo con otros santos, martiri- zados en tiempos mas modernos , como fueron San Pedro Arbués, a quien asesinaron los judios en Zaragoza, y el santo Nifio de la Guardia y otros, de quienes se han apoderado con fraude y engafio para crucificarlos. Este caracter es un conjunto de alevosias , de asesinatos y de crimenes contra la ley natural. Ora examinemos el martirio del santo sacerdote Acevedo y “sus treinta y nueve compafieros, ora el de los diez y nueve martires de Brila , llamados los Corcomienses , ora el de Fidel de Sigmaringa , queda uno horrorizado y avergonzado en pre-