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— 110— ’ Pero antes de examinar la causa interior , debemos recorrer los alrededores de nuestra patria y revistar las huestes enemigas que la han sitiado para ata : : Los enemigos exteriores it ja Jaton calélica. Dicho esta ya, que la decsiencia de Espafia tians dos causas : una que vino de fuera, otra que ha salido de ella misma. El engrandecimiento de esta nacion, consumado poco antes de la aparicion del protestantismo , excilé los celos de las otras , na- ciendo de ahi la cenjuracion de algunas contra ella: poco tiem- po despues aparecié el ménstruo de la nueva heregia, introduci- da en Alemania, en Holanday los Paises. Bajos por Lutero y sus secuaces, en Francia por Calvino y Beza, y adoptada con horrible fracaso en Inglaterra por Enrique VIII. La Espaiia, siempre catdlica, opuso una barrera insuperable a la malhada- da reforma , no permitiendo que: el protestantismo pasase los Pirinéos} ni que ningun herege desembarcase en los,vastisimos _ dominios que tenia en los continentes de la Américay en las re- molas regiones del Asia. Consecuencia de esto fué una doble conspiracion : los 'principes de algunas naciones catdlicas, a quienes tio ofendemos por decir, que acariciaban demasiado al quinto pecado capital que se llama envidia, empezaron a poner en accion una politica sagaz, astula, artera y. sus- picaz, no perdiendo ocasion de declararla la guerra, para ver si arrancaban 4 la corona deSam Fernando. los florones que se le habian ido agregando en el:centro de. Eur pa. Esta politica no es un seéreto, y por cuanto la conocen todos, no dudarémos consignar los nombres de algunos hombres dignos de todo res- peto por su alta dignidad, pero que fueron el alma de cuantas tramas se armaron contra Espafia. ; Pareceria una fabula lo largo y extenso de la conjuracion de
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