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— 105 — ordena que no esté fundado en justicia , y no tenga por fin su gloria , y por objeto el bien de sus criaturas. Jesucristo, al ve- nir al mundo, encontré existente la potestad imperial , y con— firmé con sus palabras la verdad de sus prerogativas; pero no afiadié ni un apice mas a esas prerogativas. Dad , dijo, al Cé- sar lo del César. Es decir, que lo que pertenecia al César exis- tia ya: existian sus atribuciones y sus derechos, sus obliga- ciones y sus deberes, los mismos que Jesucristo confirmé con sus palabras , mas sin derogar a los deberes , ni aumentar sus derechos. Pero el mismo Jesucristo instituyé otra potestad y fué Ja sacerdotal , la cual no podia ser contraria 4 la de los re- yes ; pues si asi fuera, si no hubieran podido vivir juntas estas potestades por ser una contraria 4 la otra , Jesucristo como le- gislador infinitamente sabio, habria anulado la primera potes- tad , para que pudiese subsistir libremente la segunda, la sa- cerdolal que fundaba. Pero no habia motivo para aquella anulacion , ni razon que - la diclase ; porque venia de Dios la potestad del rey , como la del Pontifice; y ni la de éste contradecia & la de aquel, ni aquel tenia derecho 4 impedir el ejercicio de la de éste. La concordia entre estas dos potestades fué establecida por el mis- mo Jesucristo, cuando explicé las prerogativas de la potestad sacerdotal que él mismo fandaba. Dijo 4 Pedro que apacentase sus corderos: dijole ademas, y a todos los Apdstoles, que en- sefiasen 4 todas las gentes lo que le habian oido a él, y esto bastaba para establecer y afirmar la concordia entre las. dos potestades. Ningun rey 6 emperador estaba excluido de la obli- gacion que le imponia Jesucristo, de ser ensefiado por la potes- tad sacerdotal: ninguno podia arrogarse el derecho de ensefiar a ésta ; ninguno, una vez que entrase en el redil de Cristo por el bautismo , podia pasar de ser cordero de su rebafio, ni po- dia dejar de ser conducido por el pastor de este rebafio. Comprendieron esto perfectamente los reyes de Espafia , de-