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: ec no parecer enemigos de la Iglesia, siendo sus opresores! Esto era imposible: en la adopcion de principios para gobernar los pueblos, no es posible el convenio entre Dios y el diablo, entre la verdad y la mentira. No es posible tener 4 Dios & medias: 6 todo de Dios, 6 todo del demonio. Los gobiernos doctrinarios, por lanto, habian perdido Ja fuerza moral para castigar los crimenes cometidos contra la inmunidad ; por ejemplo, de ‘las iglesias y contra la incolumidad de la propiedad. Asi, se ha visto entre nosotros, que han sido robadas mil y mas iglesias por ladrones noclurnos, desde el afio de mil ochocientos treinta y seis-aca, y apénas han sido castigados dos con la pena im- puesta por nuestras antiguas leyes. ; Como habia de haber fuer- za moral para casligar en un individuo aislado lo que el doc- trinarismo habia hecho con la violencia casi en todas las igle- sias del reino? \/ | Ha venido ahora la Internacional, y no se la puede pre- sentar una fuerza moral por parle de los gobiernos que, de doctrinarios, han pasado a ‘ser abierlamente revolucionarios y racionalistas. ;Dénde, por tanto, se encuentra la fuerza moral para combatir y destruir la Internacional? En la ob- servancia por los gobiernos de los principios elernos de jus- ticia, y en su sumision a lo que prescribe la religion para el buen gobierno del pueblo. Vuélvase atras, restablézease en los pueblos catdlicos la armonia entre el sacerdocio y el impe- rio: dése,a la Iglesia catélica la completa libertad que siempre tuvo en el ejercicio de su magisterio, para predicar la verdad revelada, y adoctrinar 4 la muchedumbre, y no se la niegue su intervencion en la confeccion de las leyes que ordenan @ las naciones : devuélvasela aquella independencia de todi autori- dad secular, que la did su divino Fundador, para gobernarse: anilense esas leyes de omnimoda libertad , dadas a los hombres contra la ley divina, que sefiala los limites que tiene la libertad humana, y entdnces, Ja fuerza moral de los gobiernos para en-