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PLÁTICA PREPARATORIA, 13 perimentar con mas freqijencia y fuerza los fogosos impulsos de nuestras concupiscencias. ¡Qué dolor! Nuestro pobre corazon quedó cautivo con las afi- ciones del mundo, agitado con las pretensiones del mundo , y lleno de sobresaltos y temores entre los deleytes. y entretenimientos del mundo: No dexabamos sin embargo en aquel tiempo de acercarnos al altar; pero ¡ay! ¿quáles erán nues- tras disposiciones? ¿Quál nuestra reverencia y TOS peto? ¿Quál nuestra fe , devocion y fervor delan- te del Omnipotente? ¿Qué morada le preparaba- mos en nuestro corazon? ¿Quál era nuestro agra- decimiento por su venida á nuestro pecho? ¿Saldre. mos por fiadores de la verdad, de la pureza, de la integridad de nuestras confesiones? ¡Ay! Con los mismos sacrificios, con el mismo trato de las Cosas Santas, pero.no santamente tratadas de nosotros, iba. mos cayendo'en tan funesta ceguedad; que nada nos movian, nada nos mejoraban; y llegabamos á comer nuestro juicio y nuestra condenación en aquel bo- cado que baxó del: cielo, y da vida al hombre que puramente le come. ¡Qué conducta, venerables Sa- cerdotes, la nuestra, tan lastimosa y tan triste! En ella los remedios contra los disgustos se conver. tian en nuevos pesares, y fatigados con las pasio- nes, molestados con los honores , cansados de los