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DIA QUINTO. 321 tierra nos anuncian la gloria de su Criador , y el oficio á que las destinó su providencia en la armo» nía del universo (1)? No señores. No nos hizo Dios acaso , ni nos sacó de la nada, dexando á nuestra eleccion trabajar Ó estar ociosos , así como nuestro gusto, capricho , inclinacion ó interes quiera inspi- rarnos. Nos crió para llenar dignamente las obli- gaciones que nos prescribe; y el trabajo es una de las mas esenciales é importantes. Impúsosela á nues- tro primer padre Adan aun.en el estado de la mis- ma inocencia, Es cierto que le colocó en un paraiso delicioso ; pero no para que en él se entregase á la ociosidad sino al trabajo : Tulit ergo Dominus Deus hbominem , ef posuit eum in paradiso voluptatis , uf operaretur (2). Cayó despues de la felicidad com- pleta de aquel dichoso estado , ¿ hízosele el tra- bajo mas penoso é indispensable. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, le dixo el mismo Dios, y en él á todos nosotros. Todos nacemos mancha- dos con el pecado original, y á todos comprehen- de la sentencia dada contra Adan de comer el pan ganado con el trabajo. Si hay alguna excepcion pa= ra los Sacerdotes del Señor , es porque ellos estan (1) 7 Numquid vane constituisti omnes filios hominum? Ps. LXxxvuy, 48. (2) Genes. C. 11. Y. 15. Ss2

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