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DIA QUARTO. 293 No, señores. Se comunicáron á los primeros christia- nos, se'propagáron á los siguientes siglos , Hlegáron hasta nosotros; y 4 pesar de 14" corrupcion de los tiempos, se perpetuarán en el mundo hasta su fin. Los primeros fieles en aquellos dichosos tiempos del nacimiento de la Iglesia , eran, dice Tertuliano , un compendio del Evangelio : Compendium Evangelit. Su cónducta enseñaba las máximas de la religion, y soló con dexarse ver , movian á la observancia de la ley de Jesuchristo. La santidad de su vida suspendia la atencioñ de los idólatrás mismos , que no podian ménos de confesar que habia alguna cosa grande y di- vina en una religion cuyos seguidores eran tan puros en sus costumbres , tan pacientes en sus trabajos, tan humildes en $us diseursos ; tan honestos en sus vestidos, tan fervorosos en su oracion, tan fieles á Dios, y tan caritativos con sus próximos. Tan fuertes impresiones hacian sus exemplos sobre los que los miraban , que 4 los mas Opuestos lós traian 4 su partido. La presencia de un solo christiano bas- taba para impedir las ofensas de Dios, y llenar de vergiienza al que pecaba. Vitia ex occursu meo suf= fundo, díce de sí mismo Tertulianóo. Quañitó más se vertia la sangre de los Christianos , más se aumen- taba el número de los fieles. Consternábanse los ti- ranos con los ilustres exemplos de constancia y fide-
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