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DIA QUARTO. 243 EXÁMEN PRÁCTICO SOBRE LA VIRTUD DE LA CASTIDAD. Perseveremos, venerables Sacerdotes, persevere=- mos con el santo Job en clamar á las puertas de la divina misericordia para que nos manifieste nuestras culpas, y podamos pedir el perdon de ellas: Quantas babeo iniquitates et peccata, scelera mea et delicta ostende mibi. Es comun sentir de los santos Padres, que al sublime, santo y sacerdotal estado en que nos vemos colotados , debe corresponder “una pureza grande de cuerpo y alma, para comer sobre las sa= gradas aras las carnes virginales del Hijo de la Vír- gen, y el cordero inmaculado Christo Jesus. Aquellos solos son verdaderos Sacerdotes que viven con pure- za , decia S. Clemente Alexandrino. Y el grande Doc- tor de España San Isidoro mandaba tener una vir- ginidad perpetua quando decia: Castimonia quoque inviolati corporis perpetuo' conservare 'studeant (1). La santa Iglesia tiene ordenado en el capítulo Quod votum , que estrechísimamente queden obligados á guardar castidad todos los ordenados in sacris. Por lo que nunca puede violarse por un Sacerdote el res- plandeciente candor de esta limpísima virtud , sin (1) Lib. 1. de Ofic. Eccles.

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