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XXI PROLOGO. VENERABLES SEÑORES SACERDOTES: Por la obediencia que debo 4 mis Prelados me hallo muchos años ha en el exercicio santo de las Misiones; y deseando yo llenar dignamente alguna parte de las grandes obligaciones de este ministe- rio tan dificil y trabajoso, he procurado formar para el comun de los fieles un curso de Sermones y Doctrinas, de que me he servido en mis viages y tareas apostólicas : el qual, por extraños aconte- cimientos que yo no esperaba, ha llegado á impri- mirse y divulgarse por toda España con una acep- tacion superior á su mérito , mas no al verdadero reconocimiento que conservaré toda mi vida 4 quan- tas personas “le han”recibido favorablemente y di- simulado sus imperfecciones. Pero advirtiendo que si esto podria ser suficiente para el comun de los fie- les, no era- bastante para todos, pues no abraza- ba las particulares obligaciones del estado sacer- dotal, á quien nos veiamos precisados 4 anunciar tambien la palabra de Dios, ya por el mandato de los Hustrísimos Señores Obispos, ya por las síú.- plicas de los respetables Cabildos de las Iglesias