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Dia TERCERO. 237 table que por el sacrílego abuso de las cosas santas crucificamos de nuevo á Jesuchristo, y nos arroja- mos en el endurecimiento del corazon, en la impeni- tencia final, y en la condenacion eterna ; pero, nos legem habemus , tenemos costumbre de omitir la ora= cion, la mortificacion christiana, la modestia , la hu- mildad, la castidad, la paciencia , el confesonario y el púlpito, porque el exercicio y práctica de estas virtuosas obligaciones nuestras no nos da de comer; y si por esta comida nos hacemos insensibles á las justas amenazas de un Dios omnipotente , incurables en las envejecidas dolencias de nuestro espíritu, y nos atrevemos á crucificar de nuevo al autor de nues- tra vida, y al Redentor de nuestra alma, que muera y sea crucificado: Et secundum legem debet mori. Ce- lebremos sin fe, sin temor y sin caridad : vivamos incorregibles , y acabemos impenitentes . Vos legem babemus, et -secundum legem debet mori, Señores, señóres, hasta este punto de horror con- duce el pecado de sacrilegio. Si en vista de estas ter- ribles consideraciones no despertamos de nuestro fu= nesto adormecimiento , yo nada tengo que deciros, sino que lloreís conmigo el espantoso desórden de los qe se arrojan á cometerle. Llorad conmigo su es- pantosísima situacion : Forsitan ignóscet Deus delica tis nostris; acaso el Señor movido de su infinita má4-