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Dra TERCERO. 199 oraciones! ¡; Quántas buenas palabras y buenas obras! O cómo bendecirá al Señor esta alma dichosa con una paz inmensa y un gozo inexplicable! Educ de cus" sodia animam' meam: Sacad , Señor, dirá, de la cárcel de este cuerpo á mi alma para que os alabe eterna- mente. Venid, Señor, y no querais tardar: Cupio dis- solvi, et esse tecum. Venid, Señor, á llevaros vuestro siervo; mi corazon está pronto y preparado , y mu= cho tiempo ha que está suspirando por vos. Los jus- tos me aguardan , los Angeles me esperan para can- tar con ellos eternamente vuestras misericordias. Sal, alma mia, no temas, pues ha tantos años que sirves 4 un Señor tan fiel en las promesas, tan magnífico en sus dádivas, tan infinitamente digno de tu amor. ¡O! qué bien le sonarán á esta alma las palabras que la santa Iglesia tiene determinadas para aquella hora: Proficiscere anima: cbristiana de hoc mundo. Párte, alma christiana, de este mundo. Pasa de la pelea al triunfo, del trabajo al descanso , de la necesidad á la hartura , de la penuria á la abundancia , de un valle de lágrimas á un paraiso de delicias , de la tierra al cielo. ¡Qué fortalecida se verá aquella alma con -los méritos de Jesuchristo, con el amparo de María San- tísima , con la proteccion de los Santos , con Ta com- pañía de los Angeles, con las oraciones de la Iglesia! El divino Viático, la uncion extrema , los actos fer= Tom. I. Cc

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