BCCPAM000538-4-28000000000000

DIA TERCERO. 165 sus ocupaciones. ¡Pobre difunto! Ninguno pensará en tí como si jamas hubieras sido en el mundo, Ningu- no temerá tu enojo, solicitará tu favor , ni seras re= putado por cosa alguna sobre la tierra; y á la ver- dad nada serás ya entre los hombres. ¡Ay de mí! ¡qué sueño tan profundo he dormido todos los dias de mi vida , sin pensar en la infalibis lidad .y terribilidad de mi muerte! Yo debo necesa- riamente morir: ¡verdad indefectible! ¿pues cómo viz vo? Yo no séquándo moriré : ¡verdad terrible! ¿pues cómo no me preparo? Las conseqiiencias de mi muer- te serán eternas: ¡verdad formidable! ¿pues cómo no soy santo? Los Hilariones tiemblan , los Efrenes se espantan, siendo irreprehensibles: ¿yo en qué pensa= ria si esta noche arrancase mi alma el Juez supremo? ¡Miserable de mí! ¿4 dónde iria 4 parar? ¿Seria al ciéz lo, 6 al infierno? ¿Quál seria de estos dos mi habita- cion eterna? Considéralo bien, alma mia, y apren=- de á vivir como quien ha de morir.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz