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140 Exercicros ESPIRITUALES. ciones, aunque hacia de aquellos verdaderos seni- tentes unos vasos de honor y'santificación , todavía no eran á propósito para ser destinados al altar ;' y la misma pública penitencia 'era como una mancha que ofendía la pureza y santidad de los divinos mis- terios. ¿Pero dónde estan ahora'los que llevan aquella ropa de inocencia que sola es digna de las bodas del Cordero? ¿Dónde hallaremos en nuestros dias hom- bres que puedan subir al Sacerdoció con tan precio- so adorno? ¡Ah, señores, este es nuestro mayor dolor y confusion! La misma Iglesia que ya casi no puede obtener tan grande y estimable bien, parece que ha dexado de exigirle + sus necesidades , la general de- pravacion de las costumbres, y el ser tan raros los verdadéros penitentes, la han obligado 4 templar con harto dolor suyo este primer vigor de disciplina. Sin embargo debemos confesar qué sus misterios no son' ahora menos sublimes que lo'erah en otro tiem- po : su Sacerdotiono es menos santo : su espíritu es siempre el mismo; y si en lugar de su antigua severi- dad ahora se contenta con deseos, no es porque se ha- ya variado, sino porque nos hemos mudado nosotros. Bien comprehendeis que no os digo por esto que si ántes de ahora tuvisteis la desgracia de perder vuestra inocencia , no.sea legítima vuestra vocacion