BCCPAM000538-4-28000000000000
Dia SEGUNDO. 95 Dios fuere Dios. ¡Ay de mí! ¿Cómo no tiemblo? ¿Có- mo no me horrorizo y espanto? ¿Cómo no lloro mis culpas? ¿Cómo no hago penitencia? Si Dios no per= donó á los ángeles siendo unas criaturas tan nobles, unas criaturas por las que ni se derramó la sangre de Jesuchristo , ni habian visto castigos para el es- carmiento, ni repitieron las culpas, ni se les dió tiem- po para el arrepentimiento; sino obstante todo esto, Deus angelis peccantibus non pepercit, sed rudentibus inferni detractos in tartarum tradidit cruciandos, que dixo el Apóstol San Pedro , ¿qué será de mí cria- tura miserable? ¿Qué será de mí, que pequé tantas ve- ces , que he visto tantos castigos, que Dios me ha esperado tanto , y que menosprecié tan copiosa re- dencion? ¡Ay de mí, si no me emiendo! Si por la desobediencia de Adan ha tantos años que padece el mundo, ¿cómo he vivido tan ciego, desobedeciendo al mismo Dios, quebrantando sus mandamientos, sin acordarme de los eternos castigos que me aguardan? ¡Gran Dios! ¿quál será mi infierno despues de tantos pecados, si por un pecado solo padecen tantas al= mas en el infierno? Si tantos males como ha causado el pecado no te mueven, muévante los bienes de que te priva. Si hu- bieras vivido cien años en la mas rigurosa penitencia, practicando las virtudes mas heroycas , haciendo Tom, I, N
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz