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Dia PRIMERO. YI sí mismo como hombre? Así nos demuestra el mismo San Lorenzo Justiniano la dignidad de nuestro mi- nisterio, elevando alSacerdote desde la clase de hom- bre á la de mediador , de. Juez, de Pontífice, de San- to, de Angel, de Christo, de Dios, cuyas funcio» nes substituye «segun el santo Concilio de Trento. ¡Qué cosa seria tan digna de llorarse con lágri- mas de sangre, tener una dignidad sublime y una conducta disforme : un ministerio espiritual y una vida carnal : un oficio de ángel y unas costumbres de pecador : representar á Jesuchristo é imitar al de- monio ! Verendum est , et dicere pudet , quia Sacer- dotis sibi ducatum arripiunt, qui exordium religiosa militie non: viderunt (1). Me avergiienzo de decirlo, y me lleno de rubor al pronunciarlo, decia San Gre- gorio Magno: ¡quántos ascienden á la sublimidad sa- cerdotal que aun no han dado el primer paso en la vi- da de la virtud! Por esta causa el sacrosanto Concilio de Trento, deseando que nuestra vida corresponda á nuestra dignidad, trata de reformar nuestras costum- bres; y en la sesion XXIL. dice de esta manera en to- do.el capítulo primero: “No hay cosa que vaya disponiendo: con mas »constancia á los fieles á la piedad y culto divino (1) -S. Greg. Maga. Epist. 1111.ad Childeric. Regem Francia. Lom. I, K
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