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Dia SÉPTIMO. 79 dad y el luxo. Ella nos es necesaria para honrar 4 Dios, en cuya presencia estamos; para edificar al próximo con quien vivimos; y para. gobernar á nos- otros mismos en lo que obramos. Ella en fin nos es necesaria en todo lugar , en todo tiempo, y con to- das las personas; €n la Iglesia ,-en el coro , en casa, en la calle, velando, durmiendo., paseándonos y es- tando sentados , de rodillas ó en pie, solos ó acom- pañados, Tal vez, venerables señores , el desprecio que hoy hacen los libertinos del Sacerdocio y de la religion , no tiene otro principio que la falta de la virtud de la modestia en los mismos Sacerdotes. Y ciertamente miéntras que en el clero se mantenga el decoro , se mantendrá tambien la religion en su de- bido respeto y estimacion. Un Sacerdote .modesta- mente prudente, muestra una cierta gravedad que le hace afable, y una cierta afabilidad que le predica modestamente grave ; hace respetar: la religion; que profesa , y compele 4 los mas atrevidos á prestar. ves neraciones á su estado. Na puede negarse que-las re- glas de la modestia parecen muy fáciles, por ser fun- dadas en cosas. muy menudas; ,pero: la experiencia las muestra muy dificiles, «y por esto se necesita de mucho exámen y no poca atencion para observar» las prácticamente. Entrad , Ó venerables Sacerdotes, en lo mas- oculto.de «vuestro corazon, y. exáminad

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