BCCPAM000538-4-09000000000000

Dia SEXTO. 49 po en el sepulcro. Ya por divina virtud se habrán or= ganizado sus podridos miembros, y estará esperan- do que le animes entrando en él. Pero tú al verle tan sucio , feo, horrible y hediondo , y al pensar que has de estar en su compañía por toda la eternidad, ¡qué ansias, qué agonías, qué tormentos sentirás!.¿ Es po- sible, dirás , que he de estar ¡para siempre en esta cárcel hedionda? ¡O cuerpo desventurado! ¿Eres tú aquel que yo tanto amé , á quien tanto serví, y por quien perdí la gloria para que Dios me crió? ¡O malditos sean los deleytes que te dí , y qué caros me han. costado! ¡Maldito seas saco de estiercol, que por darte á tí gusto, no se le dí á Dios, y me con- dené! Tú tienes la culpa , alma infeliz, responderá tu cuerpo , tú tienes la culpa ; pues pudiendo sujetarmé con la razon y la ley, no lo hiciste. ¿ Quánto mejor hubiera sido no tenerme entónces lástima , que no precisarme ahora á unos tormentos eternos? ¡O quién nunca te hubiera conocido , alma desventurada! An- da , vete de ahí, vuélvete á los abismos, y déxame con mis gusanos en la obscuridad de mi sepulcro. No hay remedio , replicarás tú , alma mia , porque así lo manda Dios; y entrando llena de desesperacion en tu desdichado cuerpo, le dexarás todo feísimo , es- pantosísimo , y como un hierro encendido, arrojan= do fuego por los ojos , los oidos, la boca y los demas Tom. IT, G

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz