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Dia SEXTO, 45 en la multitud , y hasta en el venerable y santo tem- plo del Señor. ¿Cómo pues nos libraremos de tantos peligros sin la oracion ? ¿Cómo volaremos sin alas? ¿Cómo navegaremos sin timon ? ¿Cómo pelearemos sin armas ? ¡Ay ! Las funestas caidas de nuestra al- ma por no haber recurrido á la oracion , son un tes» timonio irrevocable de su necesidad. Exáminemos por lo tanto , si hacemos oracion. ¿Tenemos á lo ménos destinadas para este santo exercicio media hora. por la mañana , y otra media por la tarde? ¿Somos freqiientes en su inobservancia por qualquier leve -motivo?... ¿Nos preparamos á ella con el retiro y la leccion 4... ¿Tenemos algun libro destinado á su- ministrarnos asunto para la meditacion?... ¿Implora- mos en su principio el auxilio del Señor:para. hacerla como conviene?.. ¿Admitimos voluntariamente en ella pensamientos inútiles y aun perjudiciales ?... ¿Bus- camosen ella 4 Dios? ¿6 4 nosotros mismos?... ¿ La reforma de nuestras costumbres viciosas, el. venci= miento de nuestros apetitos y pasiones? ¿6 las ternu- ras y gustos sensibles ?... ¿Trabajamos en el conoci- miento y práctica de las tres vias purgativa, ilumí- nativa y unitiva quanto está de nuestra parte? ¿Ó que- remos que todo lo haga Dios?... ¿Somos acaso de aquellos infelices que graduan por beaterías y Ocu= paciones inútiles las horas empleadas en la oracion»