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Dra DECIMO. 383 Aquí teneis, venerables Sacerdotes , dos Soberanos que 4 la vista de sus pecados llevaban una vida in- quieta y dolorosa; y si tales son los efectos de la cul- pa, aun quando se la detesta y abomina, ¿qué paz disfrutarán los Sacerdotes viciosos que ni lloran , ni detestan , ni abotreden sus pécádos ? ¡Ay , Dios! Su- mergidos epun abismo de crímenes, abismados en un mar inmenso de sacrilegios , llegan-conúnas cos- timbres detestables á aquel último momento de que está pendiente la eternidad ; finalizan con una muer- te pésima los desórdenes de una vida mala, y espiran con inquietud los que vivieron'sine non est pax impiis, SEGUNDA, NO LA TENDRÁN EN LA MUERTE. Terribles son los juicios de Dios en la muerte de los hombres: terribles son , venerables Sacerdotes, y su memoria debe justamente estremecernos. San Juan" SI, gemo calamitatem meam ; quia servis quidem et inca bus aperta sunt templa Dei, et proprium Dominum ingredien- tes licite exorant ; mihi verd ingressus ad Deum non est insu= per, etiam cli mihi sunt clausi. Hec dicens, singultibus ver= ba singula interrumpebat , neque quievit , donec nexu anarliéz matis solveretur. Theodos. histor. trip. lib. 1x.c. xxx.

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