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o. DIA DECIMO. 367 bres adornados de santidad y ciencia?... ¿Buscamos los mas anchos en opinar, para que sean mas fáciles en absolver?... ¿Usamos con ellos la misma criminal indulgencia que ellos usan con nosotros?... ¿ Cómo no tenemos presente aquel espantoso trueno -que da el Evangelio, quando dice; Cuecus autem si coco ducarum prestet , ambo in foveam cadunt*¡Ay de NOSOLFOS, qué ciegos vivimos 1 Si enfermamos en el cuerpo , al momento buscamos el mejor médico, aun quando haya que traerle de algunas leguas ; ¿y para las enfermedades del alma qualquiera es suficiente? ¿No hay necesidad de dar dos pasos para buscarle? ¿Todos son buenos? ¡O locura! ¡O necedad! El vene- rable Maestro Avila afirma,que entre mil confesores no será malo hallar uno bueno; San Francisco de Sa- les añade , que entre diez mil. Así. piensan los San= tos ilustrados por el Divino Espíritu ;.¿y nosotros cómo pensamos? ¿Nos imaginamos haber hallado este uno entre los mil, ó que nosotros. somos aquel uno de los diez mil confesores 4. ¡Ohn, venerables Sacerdotes ! Tratemos seriamente de conocer la mul- titud de nuestras gravísimas obligaciones, los innu- merables peligrós que nos rodean, la necesidad que tenemos del auxilio del Señor para enmendar nues» tra vida, hacer dignos frutos de penitencia, conse. guir la gracia, y merecer con ella la eterna gloria, +
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