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DIA DECIMO. 331 hijos vivieran tan inculpablemente que cada dia se hallaran en disposicion de comulgar con el Sacer- dote sacrificante, como se practicaba en los dicho- sos y felices primitivos tiempos del christianismo (1). ¡Qué costumbres tan puras tendrian entónces los hombres! ¡Qué vida tan inocente ó penitente! ¿De dónde pues proviene esta lamentable omision en in- numerables Christianos , de estarse todo un año ó muchos años , sin acercarse á la mesa del Señor? ¿De dónde este retirarse voluntariamente de la fuente de las gracias , del Dios de las misericordias , del sumo bien? ¿De dónde el que en otras parroquias se fre- qiúente la sagrada comunion , y no en la vuestra? Es menester confesarlo de buena fe, De que aquellos Párrocos despues de aplicarse al confesonario para administrar á sus ovejas el sacramento de la Peniten- cia , explican los misterios de la Eucaristía para que la freqiienten. Hablan á sus feligreses de las finezas de Dios. para con los hombres, quedándose en la tier- ra debaxo de unos accidentes como anonadado, co- mo humillado en su grandeza, para comunicárseles, y hacerles participantes de su divinidad : les hablan de la multitud de milagros que Dios obra transubs= tanciando el pan y el vino en su mismo cuerpo y san- (1) Concil. Trident. in sess. x111. Tta

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