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DIA DECIMO, 325 nos Hama 4 una entera , firme y constante conver- sion ? Y despues de todo ¿querrás salir el mismo que entraste en los santos Exercicios? ¿Tantas luces, tantos exemplos , tantos llamamientos de Dios, se han de quedar inútiles? ¿No han de producir en tu corazon aquel ardor, aquel fuego santo, aque- lla caridad heróyca que reparte el Espíritu Santo á las almas sobre quienes desciende? ¡Ay , alma! Si á los condenados se les presentase esta ocasion: si á los demonios se les pusiese en el estado en que te hallas ; ¿crees tú que permanecerian condenados? ¿ Te persuades á que en el momento no dexarian de ser demonios? ¿Pues 4 qué aguardas ? ¿Qué es- peras ? El divino Espíritu te ha conducido á la so- ledad de estos santos Exercicios: en ellos te ha hablado al corazon : tú has escuchado su voz: has formado resoluciones de servirle; el tiempo de re- ducirlas á práctica ya llegó; pues si has dado pa- labra pasa inmediatamente á cumplirla. La Vírgen Santísima, el Angel de tu guarda , los Santos tus abogados escucháron con placer tus santas deter- minaciones. ¿O qué fiestas de alegría en el cielo! ¡Ó qué regocijos por verte concebir sentimientos y máximas de perfeccion ! ¡ Qué vergijenza seria pa- ra tí, si despues faltases á lo propuesto! ¡ Qué confusion para tí en el dia del juicio! No, Dios mio: